miércoles, 15 de diciembre de 2010

Variación

Regálame una caricia de sauce.
Regálame ese calorcito de tus dedos,
caliéntame un abrazo y sírvete con él sobre yo.

Escoge algún momento libre de perturbaciones,
pidamos que nos envuelvan con él y luego cenemos,
con el teléfono en el congelador y como única conversación
la que mantengan nuestros ojos en una algazara silenciosa.

Agraviemos al tiempo cerrándole la puerta,
y asfixiemos al fenix de mi pesimismo
en el agua de tus labios y los míos,
así tardará más en reencenderse.

Y luego cenemos...

cenémonos.

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