jueves, 30 de diciembre de 2010

También sé batirme en duelo contra tus labios.

También sé batirme en duelo contra tus labios, armado de un arsenal de lengua y mordidas, en la parte más septentrional de tu espalda. Mis dedos caminan por la calle de tus espasmos sin pisar la sombra, lamiendo y recogiendo sólo la tenue luz que te baña los costados como miel extendida.

Saludaré al sol cuando se eleve por tu monte de venus y todas las lunas de mis dedos jugarán al eclipse.

Entonces nos uniremos
y yo seré el río que penetre
la gruta en la montaña de tu deseo.

Al final los dos moriremos ahogados en el sudor y la noche, que sangrará rota por un grito de nuestros cuerpos.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Y uno tiene que esperar y yo espero.



Y uno tiene que esperar y yo espero...


Como espera paciente el desierto,
soportando paciente el suplicio del día
con su sol y los látigos de su sol,
a que llegue la noche y le alivie su arena,
a que las estrellas le besen un cactus
o que le cuenten los secretos que guardan las dunas de su amante perdido:
el otro desierto que espera al oeste
o al este,
hay un amante perdido
y espera
bañando de noche sus dunas para lavarse las heridas
que le provoca el día
con su sol implacable.

Y este desierto llora y grita sus tormentos de arena.

Sin embargo su amante perdido al este (o al oeste)
permanece paciente
como un sepulcro
un sepulcro torturado
un sepulcro sin muertos
lleno de vida,
un sepulcro que llora una
dos
tres nubes al año,
un sepulcro con cactus que besan las estrellas.


Y uno tiene que esperar y yo espero...

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viernes, 24 de diciembre de 2010

Pésimo soneto a un excelente amigo.



Fiel amigo que careces de hastío,
al mirarme, con tus ojos pequeños
(árbol que nunca me niega sus leños),
la ternura que sosiega este río,

yo la encuentro en tu mirada inocente,
en tu cola cuando baila contenta,
en tu amistad, amigo, que calienta
tanto frío que siento entre la gente.

Tu ladrido reclama un cariñito,
y yo gano tranquilidad y olvido,
que el horroroso mundo es infinito y

que en su selva de horror estoy perdido,
pues mi pequeño amigo estás bendito,
y sólo encuentro amor en tu ladrido.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Soneto del olvido.

Extraña lentitud en la memoria,
motín en el bajel de los recuerdos;
intento dirimir los desacuerdos
al verme superado por la escoria.

Dolores y tristezas que se encumbran,
el alma me la rajan a tirones,
y cazan y aniquilan tiburones,
los recuerdos alegres que me alumbran.

Se agita el mar de mi reminiscencia,
al ritmo que le impone la tormenta,
que llueve de las nubes de tu ausencia.

La nave no consigue aunque lo intenta,
encallar en las islas de tu esencia;
sucumbe así a la muerte más violenta.

jueves, 16 de diciembre de 2010

En esta triste soledad desciendo

En esta triste soledad desciendo incierto,
dudoso, titilando, a punto de apagarme
ahora a oscuras,
sin la vela de tu mano que yace en la superficie,
acampando a mi suerte a orillas de este abismo.

Caricia de la madre sustituida por el sonido de un piano,
amor de tu boca que no puede llenarse
ahora lo que recibo es un viento frío que no besa
más que con las uñas como cuchillos de odio que no tienen oídos
a mi espalda otrora selva fértil y bailante

hoy desierto de sangre y lágrimas que escurren
desviadas por la vereda de mis hombros
hacia un violín
que nunca alcanzan.

Mis palabras se mueren aniquiladas por la ausencia de tu oído
mi clamor no es clamor sino naturaleza
y se congela al tacto de la ausencia
de tus manos de fuego,
de tus ausencias nevadas.

Me río antes de apagarme y sumergir mi cuerpo
mi cuerpo de fuego
en este mi río;
en este mar frío, yo ausente en tu presencia
porque no hay tal
es un engaño como los planetas,
como las nubes que no toqué nunca
que noto que nunca
serán tu caricia,
serán más que lluvia...

y mi última risa
también se ahoga
en el mar del viento
solidificado
por.


¡Exploto en un spleen no me contengo

¿para qué?

Mi manto es ahora el frío y no tus brazos

[que amé]

Descubrí la ficción de...

¿puedo decirlo?

No

estaría muerto ya
                                                                                                                                                
Es que esto ya está muerto.


Lo sé.


miércoles, 15 de diciembre de 2010

Variación

Regálame una caricia de sauce.
Regálame ese calorcito de tus dedos,
caliéntame un abrazo y sírvete con él sobre yo.

Escoge algún momento libre de perturbaciones,
pidamos que nos envuelvan con él y luego cenemos,
con el teléfono en el congelador y como única conversación
la que mantengan nuestros ojos en una algazara silenciosa.

Agraviemos al tiempo cerrándole la puerta,
y asfixiemos al fenix de mi pesimismo
en el agua de tus labios y los míos,
así tardará más en reencenderse.

Y luego cenemos...

cenémonos.

martes, 14 de diciembre de 2010

1422101910

Hoy te conviertes en el jazz más suave,
cuando te tomo en mis brazos como saxofón
y empiezo a soplar en tu boca la más sensual melodía,
que tú sabes responder con el más esencial encanto
de danza acústica figurativa, para que germine todo el numen
que me llena de poesía, feraz y desordenada
como este poema.

sábado, 11 de diciembre de 2010

y es como estirar nuestros brazos
tratando de tocarnos las manos, 
cada quién desde un barco diferente, 
y los barcos se van alejando cada vez poquito, 
y es obvio que nuestras manos ya no volverán a tocarse...

viernes, 10 de diciembre de 2010

0226

Esa mujer llegó vestida de tristeza, cubierta de una tristeza que arropaba a otra tristeza que le tristeaba el cuerpo. Tristeando me preguntó si no estaba yo en otra parte, a lo que respondí que estaba en mi tristeza pero en ninguna otra. Entonces esa triste subió las escaleras y yo seguí tristeando con la luna y mi balsa de aceite.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Lágrima.

Lágrima. Gotera fría, espontánea lágrima.

Antes de que el frío te convierta en hielo
y me rasgues de un tirón la cara
corre, vuela, cae al suelo.

Lágrima, lágrima, lágrima.

Huye, no te dejes apresar por el pañuelo
que no lloré para crear más prisioneros.
Lloré porque ustedes necesitaban abrirse
para darle vida a esta nothingness.

Para ser nostalgia.

Lágrima, lágrima, lágrima

mar

Lágrima
Lágrima
Lágrima

mar

martes, 7 de diciembre de 2010

Brisa.

Amplios abismos estrechan mi jornada
resoluciones rojas desechan mis anhelos
no tengo excusas, mis ojos tienen hechos
es la neblina nueva, el ignoto desvelo

es saber un abrazo sin conocer una causa
es ser la causa inocente de cualquier impulso
es estar ahí en el momento no preciso
que se vuelve preciso cuando contacta mis manos

ese preciso nombre, conocido por nadie
ese momento azul, expresado en cenizas
cenizas encendidas, en un pequeño instante
que perduró hasta hoy, sin apagarse nunca.

Conozco a la vida porque raptó a mis uñas
con ellas rasgó corazón rojo de lino
dejé de navegar salvo ciertos naufragios
y ayer tuve en mi barco la razón de la cita

acudí sin saber porque me guiaba la nave
no sabía de los riesgos de beber una puerta
pero conocí tiempo de conocer destiempo
y navegué por mares de delicias inciertas

entonces una isla que fue país de cárcel
atravesó este mar de caricias desiertas
impuso sus arenas frente a la dulce nave
y conocí de nuevo la cárcel de la brisa.

No comprendo la nada de la noche del prisma
después de caminar con mi paso de lobo
me despedí del eco de decir que te siembro
y comencé mi agrícola plantación de nubes

no me importa una nube si te llueve la misma
pero me importa lluvia que tu nube se encime
pues conozco la trampa de la lluvia de nubes
como la nube sabe las lluvias de la trampa

y si llora tu nube sobre mi nube triste
apelo a la llovisna de la vieja ceniza
que prometió volver en la noche marina
y regresó a velar por la vida del cisma.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Nocturno 022305122010

Thou canst not stir a flower
Without troubling  of a star.
-Francis Thompson-



              Ocuído         dijo (02:06 a.m.):
Ella es la flor que perturbó a esta estrella, cortándose sola, sin ayuda de nadie
              Ocuído         dijo (02:07 a.m.):
y luego se regaló a la estrella ésta que le digo, y la estrella brilló más fuerte que nunca
pero la estrella ya sabía que la flor iba con una trampa
              Ocuído         dijo (02:08 a.m.):
y que tarde o temprano toodas las estrellas explotan
              Ocuído         dijo (02:09 a.m.):
(y ojalá que mañana se le cure la gripa, y que yo pueda vivir mucho tiempo con mi flor).

viernes, 3 de diciembre de 2010

Gajo de: 021220102110

Acompáñame soledad, muéstrame tus secretos.
Extiéndete sobre mi cuerpo, fornícame.
Soledad, repulsa de los amantes,
que incluso a ti soledad
te comparten, aniquilándote.
Hasta que renaces en algún lugar
cerca de mis ojos,
probablemente a dos o tres centímetros
sobre mi entrecejo
en donde siento una breve punzada antes
de que florezcan tus flores de
fuego frío y me abracen...

y me abrasen.

Comedor.

Una silla grita cuando la arrastro porque le he raspado los pies contra el suelo.

¡Mierda! me digo: las demás sillas se han quedado pasmadas, haciéndose un silencio más silencio que su discreta conversación sobre traseros, piernas y -de vez en cuando- ventosas; me miran con algo que no sé si es espanto, reproche o decepción, pues su condición de sillas no me permite atisbar muy bien sus expresiones. Miro de reojo a la silla que he arrastrado y que es la culpable de haberlo provocado todo: está escondiéndose bajo la mesa, dejándome ver sólo una parte del respaldo por la que advierto que se sonrojó y estoy casi seguro de que piensa en las vergüeñas que le provoca ser la silla más vieja y solterona de todas.  

jueves, 2 de diciembre de 2010

Delicias Permutantes.

El delicioso mar de aromas en tus cabellos, donde puede mi nariz hundir una parte de su olfato para extraer los más sencillos, sutiles, infantiles placeres, antes de iniciar un descenso exploratorio hacia

Ese delicioso espacio entre tu sien y la parte trasera superior de tu oreja, en donde mi lengua curiosa encuentra lugar de reposo mientras acaricia varias veces antes de iniciar la caída hacia

Esa deliciosa mandíbula tuya, donde los besos pueden provocar temblores subcutáneos que se extiendan hacia las capas tectónicas que controlan el movimiento de tu piel en

Ese delicioso desierto poético que vive en tu abdomen, en cuyas dunas o planicies (dependiendo de la posición corporal que se le ocurra a tu ser en el momento) puede mi boca practicar lúdicos desplazamientos que armonizarían fácilmente con una Impromptu Fantasía Op. 66 de Chopin mientras tus piernas bailan una abstracción horizontal invertida del cancán en cámara lenta  y agitan

Ese delicioso sistema solar que se esconde al interior de la galaxia en espiral de tu pubis , desde donde puedo provocar explosiones interestelares similares al Big Bang cuya fuerza y magnitud recorra y ponga a temblar durante un infinito instante a todo tu delicioso universo.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cumpleaños.

Cumpleaños. Abuela. Aproximadamente 28105 días sin tomar en cuenta los años bisiestos. Abuela dice que nunca había comido tanto en su vida, que está muy llena. De esto podemos deducir que la luna cumple años cada 28 días. Afuera las casas se tragan a los gatos; adentro Jocelyn come panqué de vainilla acompañándolo con el café que llena la soledad de una taza. Afuera hay viejas llorando como fuentes, y fuentes que lloran de viejas; adentro sólo lloran las paredes, también de viejas, derramando sus lágrimas de yeso y pintura mordida por el tiempo. Los autos afuera pasan como limones. Adentro los limones hacen fiesta con las papas, que saben disfrutan la última noche de sus tuberculosas vidas. Mañana sufrirán torturas, serán mutiladas, cocinadas vivas. Pero hoy es día de fiesta en la cocina, y en la sala, y hay palomillas que hacen fiestas en los focos de las lámparas, irritando sólo a las moscas que duermen por ahí debajo de los muebles como murciélagos, pero a la inversa. Hay tomates que tocan violines moribundos. Y lechugas que aplauden con las hojas a falta de palmas. En la sala coexisten las tertulias, y el señor Fóster mira con nostalgia los camiones que pintan de amarillo los cristales a ratos. Piensa en su primer cumpleaños. En los niños que lo cuidaron como padres, y que crecieron a un ritmo más lento que el suyo. Ahora el señor Fóster es un viejo con alma de niño, y yo, que soy otro con el alma como la suya (pero mucho menos viejo), lo miro con esa melancolía que últimamente se me cuelga de los ojos cuando voy a mirarlo.