Extraña lentitud en la memoria,
motín en el bajel de los recuerdos;
intento dirimir los desacuerdos
al verme superado por la escoria.
Dolores y tristezas que se encumbran,
el alma me la rajan a tirones,
y cazan y aniquilan tiburones,
los recuerdos alegres que me alumbran.
Se agita el mar de mi reminiscencia,
al ritmo que le impone la tormenta,
que llueve de las nubes de tu ausencia.
La nave no consigue aunque lo intenta,
encallar en las islas de tu esencia;
sucumbe así a la muerte más violenta.
Hola, Vate.
ResponderEliminarMuchas gracias por la visita al blog; contamos con tu opinión.
Con qué sutileza describes los atentados de la memoria, me encanta. ¡Felicidades!.
¡NO A LA LEY SINDE!:
http://www.noalcierredewebs.com/
Un beso.
Lindo, me ha gustado como escribes :)
ResponderEliminarUn amigo me pasó tu link.
Gracias por escribir,
saludos y un abrazo.